lunes, 1 de septiembre de 2008

Mi carta de amor desde un edificio en llamas.

(para que vean que también hago la tarea)

Estoy perdiendo el tiempo. Arde el piso quince, la escalera. Me asomé hace rato al hueco del elevador y no pude ver nada más que humo. Me estoy ahogando ¿Sabes? por eso me acordé de ti.

Yo sé lo que se debe hacer en caso de un incendio de hotel, recuerda que soy fumadora; ya he puesto un grupo de toallas húmedas debajo de la puerta, es la mejor manera de no permitir que el humo lo invada todo. 

¿No te parece ridículo? hay agua en el baño, el internet funciona de maravilla, el minibar estaba lleno. Voy en la tercer botellita de tequila, cuando la termine seguiré con el vodka y después con el Jack Daniels que tanto odio, y que tanto te gusta. Sabes que no lo bebo para evitar la cruda, pero estaré muerta antes de que se me pase la borrachera, es lo único que me da consuelo.  Además es preferible pensar que en lugar de arder entre alaridos de bruja en medio de la hoguera, estaré incosciente.

Empecé a escribirte esto en un papel, pero me pareció bastante estúpido. Yo no sé como escribir cuando no habrá nadie que lea, pensar en esta carta convertida en cenizas al igual que mi cuerpo, era devastador. Pero ya ves, siempre he sido afortunada (aún hoy, en el día de mi muerte); el wifi continúa en pie y espero así sea hasta el momento en que me toque presionar el botón que dice send.

Creo que no debería de ponerme a reclamarte nada, ya te he insultado de todas las maneras posibles, pero piensalo bien: cada una de mis palabras era de cariño. Yo sé que mientras tú me decías amora, yo te decía cabrón y no es que no te quisiera pero a mí lo cursi no me sale, cada que te decía una palabra cariñosa, tú mismo me decías que sonaba falsa, y sí: una mentada de madre contiene mucha más emoción y fuerza que un te quiero.

Espero que lo entiendas. Mi maldición (no mi deseo) es que me extrañes siempre. Siempre. Y que, aunque llores cuando leas este email, pienses que antes de tirar un atado de sabanas por la ventana y tratar de salvarme, pensé en ponerme borracha escribiéndote.

Ya empieza a crepitar la alfombra, creo que el fuego alcanza mi habitación, el piso tiembla en pequeños derrumbes. Ya voy en la última de vodka, es hora de ir a fumar en la ventana y de presionar el boton de send... send... send.

No signal available.

Estoy maldita.

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